No Habra Otra Vez
Mi cuerpo tan coherente, tiene armonía y música.
Mi cuerpo de vez en vez tan desastroso se defiende con vehemencia, no repara en fuerzas y me cansa; me cansa de tanta fuerza que despliega para demostrar que me quiere aunque yo me haya portado mal con él. Y más aún me consuela con sueños calidos y cariños remilgosos para volver a adueñarse de esta irresponsable, para volver a convertirme en su compañera bien amada; para cobijarme del daño. Sin castigos ni juicios me enseña del amor incondicional, se queda conmigo y siento que su silencio me grita que lo cuide; que no habrá otra vez, que sea menos terca y que sienta su palpitar y su peso, su diámetro y su presión, su textura y su color rojo que corre debajo de su piel. Que me afierre en abrazos candorosos para que mis brazos encuentren su sentido en todo este organismo; y sus ojos sean mis ojos para percibir lo mismo y no equivocarnos; y mis piernas tengan la misma fuerza que tiene él. Que mi boca pueda ser como la suya que recita a cada instante dulcerías para mí; de echo anoche tarareo poemas y entre los sueños lo pude oír.
No siento culpa porque sé que detestas la culpa.
Siento ganas de adueñarme de tu coherencia y tu naturaleza tan original para volver a ser uno y ya no hacerte sentir mal; me has visto crecer y yo a ti, no es bueno que sucedan estas cosas nos hace mal. Entonces mejor hagamos un pacto…