En los Vericuetos de Nuestra Memoria Escurridiza

En el centro de las nostalgias nos invaden cientos de dudas intranquilizantes...casi incesantes. Y es que de pronto como siesta de verano...todo se hace más lento. Los pasos son quizás diagnóstico manifiesto de que los pies no guardan prisa alguna, las manos dibujan marcas de antaño de otras texturas, de otras estaciones...los recuerdos de antaño se hacen más nítidos y el instante presente menos aprehensible; Es más el presente se vuelve pesado, molesto, dificulta lo material, el camino a la pieza, el recorrido diario...lo cotidiano se hace denso y olvidadizo.

El presente se convierte en puro instante perdendo su caracter de expresión del pasado y la mente incauta no logra atraparlo para rutinizarlo...quizás la rutina con sus tentáculos absorventes son una exigencia demasiado severa para los años consolidados de los cuerpos cansados...entonces mejor olvidarse de la aguja, de las llaves, de los pasillos, de los nombres, de los tejidos y las lanas de colores en las bolsas de género, de las caras, la casa, los remedios, las horas y las fechas...¿Cuánto tiempo cabe en un día?, ¿Cuántos días caben en una tarde? ...¿Cuantas veces es de mañana cuando es de noche estrellada?.

Es la bifurcación de la mente entre un ayer hace muchos años latente y un hoy día abstracto y volátil. Son las madrugadas en el sur con olor a tierra y el hoy día de remedios y caminos no recordados.

********************************Hay grandes mujeres**********************************