A Veces (Tributo a una conversación que tuve con pekeño)

Mi mamá dice que siempre son las vueltas las que dejan y no lo entendí muy bien, al parecer, hasta que un día me di una vuelta acompañada con una persona que no era un amigo y me demoré caleta ¡ja! De eso 6 años ya y muchas vueltas invitada…debe ser por eso que las vueltas ya no me atraen, dejaron de provocarme entusiasmo y pasaron al lugar de los asuntos cotidianos. Sin embargo, cuando yo invito la sensación de trivialidad se va. Es que dejarse llevar es una tontera cuando asumes que el carrete nos tiene a toditos entonados y que no queda de otra. Por el contrario llevar puede ser incluso conmovedor, te puede revolver un poco la guata y más aún puede que deje por un minuto mis ridículos sentimientos y me embarque hacia un puerto desconocido del cual siempre puedo volver “porque yo llevo”. Al fin y al cabo cuando a un tipo le preocupa la niña esa recién conocida, la otras niñas, la ex niña, un chiquillo, un ex chiquillo, el lugar y los compañeros de la vida; cuando a un tipo le molesta la luz de la luna y no tener un par de vasos más en la cabeza; cuando lo reconoce sin complicaciones…entonces una opta, esa alternativa que no sabes si esta mal o bien pero que asumes sin responsabilidad es más yo diría que la asumes incluso con irresponsabilidad para no atacar la cabezota con preguntas de mierda que casi siempre en estos casos están demás porque lo que si aprendí es a cargar con mis caprichos y sólo con los míos. En la micro dormí un rato, con una palabrita mágica que me dijo la Kako incrustada en la neurona: “eso se llama jugar”…a mi me gustaban más los juegos esos de niños mi favorito era el tombo; luego de grande los juegos se vuelven extraños, azarosos, del todo ambiguos y al parecer por eso entre un vaso y otro te quise contar “eso” Jaramillo…nunca deje de sentir ni menos pude controlarlos del todo ni por mil químicos envasados…creer eso era tan necio como dejarse llevar (en este caso). Lo que sucedió en el otro caso es que todo, incluso las vueltas en la cuales yo invitaba se terminaron por desgastar. Gracias Kakito y Jaramillo por escucharme y a toditas en verdad. En resumen y antes de acostarme pensé en el “a veces” descontrolado y apasionado y entonces todo tuvo coherencia. Gracias pekeño por escucharme…y ¡salud!