Y HAY UN GRITO EN MI BOCA QUE MI BOCA NO GRITA

Existen causas biológicas, sicológicas y sociales que lo explican; cuentan que son variadas y dependen del ser que lo padezca; como se agranda aquí la palabra paciente…el que padece….el que espera. No son pocos de hecho es típica. La intensidad y los síntomas se sumergen en el plano de la subjetividad; de allí la ambigüedad del comienzo, no siempre se pueden arriesgar a dar un diagnostico absoluto; pueden divagar en un ir y venir de exámenes “descartando”. Catalogada dentro del plano de “las neurosis” se margina como una enfermedad “femenina” ¡Ja! Puede que los hombres con su testosterona y sus formas no- sutiles arreglen esto de otras maneras. Porque las damas y no los varones somos las neuróticas…todavía no se sabe porque las mujeres la padecen más.
No se previene, llega así no más, sin preguntarle a nadie irrumpe de alguna forma bruta y terca. De golpe entra sin aviso y se instala para molestar. Yo no quiero detenerme hoy en términos científicos o palabras raras; yo quiero contarles una anécdota de algún modo interesante: muchas veces observe este cuadro, me gustaban sus colores y siempre pensé que sólo un loco pudo haber desfigurado una cara que me parecía extraña y me daba miedo. Hace poco me tope con él y lo observe, lo exprimí y por sobretodo lo sentí con mis sentidos nuevos y todo fue distinto…me interne en los colores no por gusto sino que por placer, me agote mirando la cara para descubrir que ya no me daba miedo, la intención, quizás, era mostrar y transparentar algo más profundo e intenso: el pánico…ese que congela un grito y lo hace mudo…entonces lo entendí así y puede que la sutil intuición femenina me haya ayudado en este caso. Me quede pensando en el padecimiento de esa cara quieta e inmutable en el tiempo su estado será siempre ese….por el contrario y gracias a la vida nuestro estado cambiará.